martes, 13 de enero de 2009

Al curro en autobús

Ufff! Cuánto tiempo sin actualizar. Si es que no puede uno relajarse, porque de repente miras y hace un mes de tu última entrada en el blog.

Por no variar, continúo con mi jugosa polémica del enfrentamientio Iglesia-Estado. Empezamos con una noticia que me da ganas de reirme a mandíbula batiente: Las asociaciones ultraconservadores religiosas han hecho campaña para recaudar dinero para la sanción del juez Ferrín Calamita. De momento han recaudado lo suficiente para pagarle la sanción y parte de las costas del juicio, aunque aún le toca pagar un pico.

Cuando leí la noticia, en un principio me sentí indignado. En el mundo la gente se muere de hambre y los meapilas de turno recaudan para un señor juez, condenado por prevaricación, pueda pagar la multa que la Justicia le ha impuesto. Es como si recaudásemos dinero para pagarle al Pocero los pisos que no vende. Luego pensé: "¡Qué carajo! Cada uno con su dinero que haga lo que quiera, ¿no?". Reconozco que tengo sentimientos encontrados en este tema. Creo que la libertad de culto, y creo que la manera que tenga cada uno de relacionarse con el Universo es propia, personal y, sobre todo, legítima. Eso sí: cuando tus creencias personales influyen en tu trabajo, algo va mal. Y si encima tu trabajo tiene que ver con la Justicia... pues mucho peor. NO se puede permitir que las creencias de un juez influyan en su veredicto.

Pero claro, hablamos de la intocable Iglesia Católica. Si un juez deja pasar sus ideas políticas y las deja influir en sus sentencias, otro gallo nos cantaría. El titular sería algo como "Un juez falangista absuelve a un maltratador porque su mujer se lo merecía" o "Un juez comunista expropia las viviendas vacías para ofrecerlas en alquiler". Si leyésemos algo así en el periódico, todos nos escanalizaríamos. Pero un titular como "Un juez impide la boda de dos mujeres" o "Un juez da a elegir a una mujer: la custodia de su hija o su vida con su pareja lesbiana" está sujeto a interpretación y justificaciones por las ideas morales del juez.


Continuamos con el autobús ateo. La Unión de Ateos y Librepensadores ha alquilado la publicidad de algunos autobuses de Madrid y Barcelona con el lema "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida". Y la confederación evangélica de Barcelona contraataca con tres autobuses con la publicidad "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo". Y mientras tanto, las empresas municipales de transportes relamiéndose con los ingresos.

En realidad, mientras cada uno pague la publicidad al precio que esté establecido, y mientras no se financie con dinero público, cada facción puede hacer todo el proselitismo que quiera. Faltaría más. Desde hace tiempo vemos campañas para que marquemos la casilla de la Iglesia Católica en la declaración, por ejemplo. O publicidad de Cáritas y demás organizaciones. ¿Por qué no una campaña atea pagada con los fondos privados de una asociación?.

Pues bien, resulta que el Observatorio Antidifamación Religiosa (que es algo así como una caterva de fanáticos que aplican la Ley del Embudo con respecto a la Libertad de Culto) dice que la campaña es ilegal y ofensiva, y daña los sentimientos religiosos de la gente violando así el artículo 525 del código penal.

Hay que joderse con el Observatorio (el periódico de El Vaticano se llama l'Observatore Romano... ¿coincidencia? yo no creeeeooo). O sea, que decir que probablemente Dios no existe (una afirmación cargada de coherencia, con la que se puede o no estar de acuerdo) es atentar contra la libertad de culto, mientras que las posturas del mismo observatorio con respecto a la retirada de crucifijos es de crítica a las sentencias judiciales. La campaña "alternativa" que propone la comunidad evangélica a mí me ofende, por ejemplo, y no digo nada. Yo no creo en Cristo... ¿Significa eso que los mensajes, que yo podría considerar falaces, de que Cristo existe ofenden mis sentimientos religiosos? Pues a priori no.,pero si nos quejamos, nos quejaremos todos. Si los ateos no pueden manifestar públicamente su postura con respecto a la metafísica, los religiosos tampoco deberían poder.

Y mientras, sigue nevando en Madrid...

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