viernes, 11 de septiembre de 2009

El Reino Unido se disculpa por el trato a Alan Turing



El Primer Ministro ha hecho un comunicado con respecto a Alan Turing, el rompe-códigos de la segunda guerra mundial, reconociendo el terrible trato que recibió por ser gay.


Alan Turing, un matemático famoso principalmente por su labor de romper los códigos alemanes Enigma, fue condenado por "indecencia flagrante" en 1952 y sentenciado ser castrado químicamente.

El comunicado de Gordon Brown ha sido en respuesta a una petición publicada en el website Number 10 que ha recibido miles de firmas en los últimos meses.




COMUNICADO

2009 ha sido un año de profunda reflexión. Una oportunidad para [Gran] Bretaña, como nación, de conmemorar la profunda deuda que tenemos con aquellos que vivieron antes que nosotros. Una única combinación de aniversarios y eventos que ha vertido en nosotros ese sentido de orgullo y gratitud que caracteriza a la experiencia británica. Hace poco estuve con los presidentes Sarkozy y Obama honrando el servicio y sacrificio de los héroes que tomaron las playas de Normandía hace 65 años. Y justo la semana pasada se cumplieron 70 años desde que el gobierno británico declaró su intención de tomar las armas y combatir el fascismo, lo cual significó el estallido de la segunda guerra mundial. Me complace y enorgullece que, gracias a una alianza de informáticos, historiadores y activistas LGTB, tengamos la oportunidad este año de señalar y celebrar otra contibución a la lucha británica contra la oscuridad de la dictadura: la del rompe-códigos Alan Turing.

Turing fue un matemático muy brillante, principalmente famoso por romper el código Enigma alemán. No es exagerado decir que, sin su extraordinaria contribución, la historia de la segunda guerra mundial podría haber sido muy diferente. Fue realmente uno de esos pocos individuos de los que podemos decir que su contribución ayudó a darle la vuelta al curso de la guerra. La deuda de gratitud que se tiene con él hace que sea, por tanto, más horripilante el que se le tratase tan inhumanamente. En 1952 fue condenado por "indecencia flagrante" y, de hecho, juzgado por ser gay. Su sentencia fue la castración química mediante una serie de inyecciones de hormonas femeninas, sentencia que tuvo que afrontar como pobre alternativa a la pena de prisión. Se suicidó justo dos años después.

Miles de personas se han congregado para pedir justicia para Alan Turing y el reconocimiento del atroz modo en el que fue tratado. Aunque Turing fue condenado por la ley vigente en aquél momento y no podemos dar marcha atrás al reloj, su trato fue, por supuesto, completamente injusto y me complace tener la oportunidad de decir lo profundamente que lo lamentamos todos nosotros. Alan y los varios miles de otros homosexuales que fueron condenados como él lo fue por esas leyes homófobas fueron tratados de un modo terrible. A lo largo de los años, millones más han vivido con miedo a ser condenados.

Estoy orgulloso de que esos días hayan pasado y que en los últimos 12 años este gobierno haya hecho tanto para hacerle la vida más justa e igualitaria a nuestra comunidad LGTB. Este reconocimiento al estatus de Alan como una de las más célebres víctimas británicas de la homofobia es otro paso hacia la igualdad, que llega con mucho retraso.

Pero incluso más que eso, Alan se merece el reconocimiento por su contribución a la humanidad. Para aquellos de nosotros que nacimos después de 1945 en una Europa unida, democrática y en paz, es difícil de imaginar que nuestro continente fuese una vez el escenario de la hora más oscura de la humanidad. Es difícil creer que en ese tiempo la gente pudiera consumirse tanto por el odio (por el antisemitismo, por la homofobia, por la xenofobia y por otros prejuicios asesinos) que las cámaras de gas y los crematorios se convirtieran en parte del paisaje europeo tanto como lo habían sido las galerías, universidades y salas de conciertos que habían sido signo de la civilización europea durante cientos de años. Es gracias alos hombres y mujeres que se comprometieron totalmente en la lucha contra el fascismo, gente como Alan Turing, que los horrores del Holocausto y de la guerra total sean parte de la historia de Europa y no de su presente.

Así que, de parte del gobierno británico y de todos los que vivimos en libertad gracias al trabajo de Alan, estoy muy orgulloso de decir: "Lo sentimos. Te merecías algo mucho mejor."

Gordon Brown



Traducción de http://www.number10.gov.uk/Page20571

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Socialdemocracia y subidas de impuestos

El gobierno ha anunciado una subida de impuestos. Esto desploma su popularidad, desde luego, ya que desde la oposición se dice que la única manera de salir de la crisis es precisamente contener el gasto público y bajar aún más lo impuestos.

Para la persona de a pie, probablemente, una subida de impuestos le siente fatal. Claro, es que hay que pagar. Sería mejor no pagar. Pero como siempre, esto depende del punto de vista. Voy a intentar ser lo más imparcial que pueda, pero no sé si lo conseguiré. Supongo que sabréis perdonarme si el post me queda tendencioso.

Partamos de la base de que el dinero no crece los árboles. El dinero no es algo que el gobierno de turno pueda producir en masa y así pagar sus inversiones y deuda. Si el estado produjese dinero "a mansalva", tendríamos una inflación tremenda porque al meter más dinero en circulación el propio dinero se devaluaría. Para más información, ver los casos de Zimbabwe y Argentina, cada uno en su proporción y en su momento.

En un mundo sin fluctuación económica, el dinero que entra debería de ser igual al dinero que sale. Mantener la administración del estado es caro y requiere dinero. Con los impuestos se mantiene la burocracia administrativa necesaria para el funcionamiento del Estado, las Comunidades y los Ayuntamientos. Los sueldos de los funcionarios y parte del sueldo de los políticos salen de ahí, de los impuestos.

Además, está la inversión pública, que es lo que gasta la administración en realizar sus políticas. O sea, los presupuestos. Se destina dinero a la realización de determinados proyectos nuevos o al mantenimiento de los proyectos vigentes. Aquí incluimos el mantenimiento de infraestructuras también. Y aquí es donde creo que está el "quid" de la cuestión. Si las administraciones invierten en infraestructuras que generan empleo tanto en su construcción como en su mantenimiento, la inversión crea empleo. El Plan E es un ejemplo de inversiones que deberían crear empleo (o por lo menos ayudar a no destruirlo).

Ahora bien. El Plan E y el resto de inversiones, creen empleo o no, cuestan dinero. Más dinero del que el que tiene la administración. ¿Cómo hacemos? Podemos subir los impuestos y recaudar más dinero, o podemos dejar de hacer cosas que no son imprescindibles y que no generan empleo. Hay que tener en cuenta que hay un delicadísimo equilibro entre la presión fiscal (lo que pagamos de impuestos) y la capacidad de consumo y por lo tanto la generación de riqueza. Si se presiona fiscalmente más, se frena el consumo y por lo tanto se perjudica a la economía global. Pero por otra parte, si no se toman medidas sociales, la gente no es ya no pueda consumir, es que algunos sectores no podrán ni vivir.

El liberalismo clásico y el neoliberalismo proponen reducir el gasto social y retocar el derecho laboral para dinamizar la economía. O dicho de otro modo, abaratar el despido para que el empresario vea más fácil contratar personal si luego cuando no necesite más personal puede prescindir de ellos más fácilmente. Además, estas tendencias políticas promueven la no socialización de la economía, de modo que el estado gastaría menos.

La socialdemocracia defiende lo contrario. La seguridad laboral y la confianza al consumo están ligadas, de modo que cuanto más seguro se sienta una persona en su puesto de trabajo, más consume. Esa seguridad se "compra" con medidas sociales como ampliar el tiempo de prestación por desempleo, por ejemplo. El Estado de Bienestar se basa en que determinados servicios están garantizados por la administración. Y esos servicios cuestan dinero, y ese dinero sale de los impuestos.

Alguno podría pensar que una buena manera de ahorrar sería recortar la función pública (el número de funcionarios) y su salario. Es una opción, aunque en realidad el ahorro es realmente poco. Se podrían congelar los sueldos de los funcionarios públicos (que es una putada, porque trabajadores que no tienen nada que ver con la crisis ven reducido su poder adquisitivo) con el compromiso de pagar los atrasos más adelante. Esto es lo máximo que el estado puede tocar los sueldos, ya que el resto de los asalariados dependen de una empresa que debe tomar sus decisiones de manera privada ajustándose, eso sí, al derecho laboral vigente.

Modificar los impuestos por tramos parece una opción lógica, moviendo la presión fiscal hacia los que más ganan. Hay que recordar que España es un país donde se pagan pocos impuestos. Otras economías, como la francesa y las economías escandinavas, tienen una base impositiva mucho más alta. Hay que tener en cuenta también que los impuestos no sólo son los del IRPF. El IVA también se recauda, por ejemplo, y es un impuesto que por su naturaleza está ligado al consumo. Menos consumo, menos recaudación. Por lo tanto, la subida de impuestos debería tender, como decía antes, hacia los tramos que menos vean resentido su consumo.

Pues bien, esta es la información que os dejo (a los pocos lectores fieles que leéis mi blog) con la esperanza de que os haya gustado cómo he expuesto la información y, si la encontráis escorada, sepáis perdonarme.