sábado, 11 de septiembre de 2010

Perro de nadie

Es hora del paseo. Amo coge la correa y me lleva. Me paro en las marcas de los demás. Amo no lo entiende y tira de la correa. Marco territorio encima de los demás. Llegamos a Sitio-Grande-Con-Muchos-Árboles. Amo me suelta y salgo corriendo a estirar las patas. Vuelvo con un palo. Amo me mira y me lo vuelve a lanzar. Voy a por él. Qué simple es. A mí lo de recoger palos se me da muy bien. No es que me moleste hacerlo, y además, Amo parece disfrutar lanzándolos así que yo se los traigo. Amo lanza ahora una pelota. Se va lejos pero yo sé cómo huele y voy a por ella. Amo habla con otra ama. No les entiendo, pero creo la otra ama está en celo.

Busco la pelota, pero un olor distinto me distrae. Es de una criatura-pequeña-trepa-árboles. Son escurridizas. ¿Le gustarán a Amo? Olfateo el aire buscándola y encuentro un rastro. Lo sigo. Otro rastro más. Otro, pero ahora es de una perra. Sigo el rastro de la perra. Aroma agradable. Calor. Impulso. Llamada. No responde. Pasa el tiempo. ¿Dónde estoy? No reconozco esta parte de Sitio-Grande-Con-Muchos-Árboles. Busco rastro para volver. No encuentro. Escucho a ver si Amo llama. No oigo nada. Intento volver. ¿Por qué ahora los rastros son diferentes? Aroma-calor es ahora miedo. ¿Y si he perdido a Amo?

Tiempo pasa. No encuentro a Amo. Encuentro salida del Sitio-Grande-Con-Muchos-Árboles. Venimos normalmente por la carretera, así que voy olfateando a ver si encuentro a Amo. ¡¡¡MIEDO!!! Luces intensas. Correr. Adrenalina. Un Produce-Ruido pasa por mi derecha oliendo mal. Dentro un amo grita. Corro.

Estoy solo. Recorro las calles buscando a Amo, pero Amo no está. ¿Por qué no está? No soy capaz de volver. Sé que estoy cerca pero no localizo nada familiar. Los Produce-Ruido me dan mucho miedo. Tengo hambre. Tengo sed. Amo no está.

Un amo cruza la calle donde estoy. Se queda mirando. Me acerco prudentemente. No es Amo. Me dice algo pero no es lo que yo entiendo. No es la voz de Amo. No son las órdenes de Amo. No sé qué hacer. Quizás él sepa dónde está Amo. Paso cerca de él y me sigue mirando. ¡Extiende una mano! No sé si quiere que le huela, pero salgo corriendo. Mantengo la distancia. Me sigue pero es un amo lento. Mientras me giro un Produce-Ruido pasa cerca, pero esta vez parece que va más despacio. Una ama sale del Produce-Ruido y habla con el amo que me sigue a distancia. Se ladran. No les entiendo. ¿Venís o qué? ¡Hay que encontrar a Amo! No sé si estos amos me ayudarán.

Vuelvo hacia el último sitio donde estuve con Amo. Los amos no me siguen o son muy lentos. Es muy tarde. Dentro del Sitio-Grande-Con-Muchos-Árboles hay amos jóvenes que gritan mucho y beben algo. Lo olisqueo y no me gusta como huele. Voy hacia la parte más interior del Sitio-Grande-Con-Muchos-Árboles. Quizás Amo me está buscando por allí.

Es más tarde. El amo que encontré antes vuelve y me encuentra rebuscando algo de comer. Lo miro atentamente. Él silba, pero no es el silbido de Amo. No sé qué hacer. No confío en el amo. Salgo corriendo a la calle. De nuevo, un Produce-Ruido pasa muy cerca de mí, esquivándome en el último momento. No es seguro. En el interior de Sitio-Grande-Con-Muchos-Árboles estoy mejor. Troto hacia allá, mientras veo que el amo me sigue. Sigo hacia dentro y ladro para llamar su atención. Me doy cuenta de que le he perdido. ¿Habrá perdido mi rastro? He perdido a Amo y a otro amo en el mismo día.

Estoy agotado. Tengo hambre. Tengo sed. Tengo sueño. Me tumbo en la hierba. Cuando despierte, puede que Amo esté ahí. Le encontraré. Se ha perdido, pero yo lo encontraré. Soy bueno encontrando cosas. Sueño. Hambre. Frío.


No sé cómo, pero alguien ha perdido un perro en mi barrio. Cuando yo lo ví estuve un rato mirándolo a ver qué hacía y buscando a su dueño con la mirada. Cuando se movió, le seguí. Una mujer se bajó de un coche y me preguntó si el perro era mío, porque hacía escasos minutos había visto que habían estado a punto de atropellarlo. Mientras le digo que no y que no he visto al dueño, el perro sube hacia la Dehesa de la Villa y lo perdemos de vista.

Lo he buscado andando. Luego he salido con el coche a dar vueltas por el vecindario. Lo he encontrado rebuscando en una basura, pero no se ha fiado de mí y se ha alejado. El corazón se me ha subido a la garganta cuando un coche casi lo atropella al hacerlo. ¡Habría sido culpa mía! El perro se ha metido por los caminos de la Dehesa, pero en un momento dado lo he perdido. No me dejaba acercarme. He probado a silbar, a hacer sonidos con la boca, a no hacer sonidos, a quedarme quieto. E incluso he hecho tintinear las llaves de casa por si él lo reconocía como un ruido familiar. Nada.

No he querido continuar porque no me conozco bien los caminos y además ya no lo he visto. He vuelto a salir con el coche un rato después pero ya no lo he visto. Tampoco eran horas para un perro en la calle, así que doy por supuesto que o bien el dueño lo ha encontrado, o bien está durmiendo en el bosque. Espero que esté bien.

Yo, en mi imaginación, le he puesto de nombre "Blanco", porque no soy nada original. Iba con un arnés de paseo, de modo que entiendo que no está abandonado, sino que se ha perdido. No abandonas un perro con el arnés de paseo y lo que parecía una plaquita identificativa.

No sé qué le ha podido pasar a su dueño para perderlo, pero espero por el bien de ambos que se encuentren y que tengan más cuidado.

En mi imaginación, también, visualicé lo que podría haber pensado "Blanco" en su periplo nocturno por mi barrio. Llamadme sensiblón si queréis, pero me ha dado mucha pena. Espero que lo hayáis disfrutado.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Las cosas empiezan a cambiar... en Massachusets

En un colegio privado estadounidense una profesora es despedida tras una semana de curso. El motivo es que la profesora, orientadora de alumnos y profesora de educación física, se ha casado con su pareja este verano, otra mujer.

El caso es que el colegio, Cathedral High, es un colegio católico. Y los profesores cuando entran a dar clases en ese colegio se compromenten a mantener y respetar los valores católicos por los que se rige la escuela y a ser modelo de ellos. Christine Judd, al casarse con otra mujer, rompió ese acuerdo, siendo por ello despedida.

Hasta aquí es una cosa normal. Es más, creo que el colegio está en su derecho de prescindir de un trabajador siempre que la justificación sea legal, y en un país como EE.UU. donde el despido es libre y no se indemniza, pues supongo que un motivo así es válido.

¿Dónde está el problema entonces? En que Christine trabaja rodeada de otros profesores que son, por ejemplo, divorciados. Otros usan anticonceptivos. E incluso hay, como en todos los institutos norteamericanos, alumnas que se quedan embarazadas y van a clase y no son expulsadas. Y ahí, amigos, es donde entra la discriminación.

Si la política del centro es la que es, que se aplique con todo rigor. Lo que no vale es aplicar excepciones voluntarias y exquisitas a las normas católicas. Aquí en España, por lo menos, los curas son coherentes y les niegan la comunión a los divorciados. Allí al parecer hay pecados y pecadillos.

Mientras, algunos estudiantes se han manifestado en contra de la expulsión de su profesora.

- "Si vamos a predicar la tolerancia, necesitamos practicarla. Y creo que esos dogmas anticuados no nos lo permiten. Simplemente creemos que es momento de que la iglesia evolucione".

A la salida de misa, algunos feligreses comentaban la decisión de la diócesis:

- "Los oigo gritar y los comprendo perfectamente. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar? Esa es una de las ideas principales en las que creemos en la iglesia: no nos corresponde a nosotros juzgar a nadie, porque Dios Todopoderoso es el encargado de hacerlo"

Claro, que esto ha ocurrido en Springfield, Massachussets. Cuando yo estuve allí me llamaron la atención las pancartas de las iglesias en las cuales daban la bienvenida a las parejas del mismo sexo.

Fuente: Noticia original