lunes, 19 de abril de 2010

La historia de Clay y Harold

Clay y Harold compartían una vida en común en Sonoma (California). Teniendo en cuenta su situación no legalizada como pareja que lleva más de 20 años juntos, creían tener todos los papeles en regla y estar preparados para cualquier eventualidad. Tenían testamentos, poderes de representación legal mutuos, testamentos vitales médicos, etc... en los que se nombran mutuamente responsables y beneficiarios. Pero no pudieron prepararse para lo que les vino encima.

Harold era un hombre de salud frágil de 88 años, y compartía su vida con Clay de 77 años que no tenía problemas médicos. Un aciago día, Harold se desplomó en las escaleras de su casa y fue ingresado en el hospital. Clay tenía que haber sido consultado e informado sobre el tratamiendo y cuidados de Harold desde el primer momento, en base a lo indicado en su testamento vital, pero no fue así. No sólo no fue consultado sino que ambos fueron separados y llevados a residencias distintas. En el caso de Clay, en contra de su voluntad. Obviando todo lo especificado en los documentos legales, el condado de Sonoma trató a Harold como si no tuviera familia, negándole a Clay cualquier tipo de estatus relevante en la vida de Harold y solicitando a un juez poderes para tomar decisiones financieras en nombre de Harold por desamparo.

Clay fue presentado en el juzgado como un mero "compañero de piso" de Harold. El juzgado, no obstante, otorgó poderes limitados al condado para operar con una de las cuentas de Harold para pagar su tratamiento. Pero aquí no acaba la cosa.

Si ningún tipo de autorización, el condado de Sonoma recopiló los bienes tangibles de Harold y los sacó a subasta. Entre estos bienes se encontraban, por supuesto, las pertenencias de Clay junto con cualquier cosa que tuvieran en común. A Clay lo echaron de su casa finalizando unilateralmente el contrato de alquiler que tenían, y lo llevaron de nuevo a una residencia.

Tres meses después de su ingreso, Harold murió en la residencia. Clay, por culpa de la actuación del condado, se perdió los últimos meses de vida del que fue su compañero durante más de 20 años, junto con todas las pertenencias que tenían en común. El único recuerdo que le quedó fue un álbum de fotos que Harold pudo recopilar durante sus tres meses de ingreso en la residencia.

Finalmente, Clay pudo abandonar la residencia gracias a la persitencia y dedicación de su abogada, junto con la cual ha presentado una demanda contra el condado, la casa de subastas y la residencia.

¿Cómo puede pasar esto?
Harold y Clay eran personas mayores lo suficientemente lúcidas como para dejar sus papeles en regla. O eso creyeron. ¿Cómo es posible que habiendo tomado todas las precauciones legales imaginables les pasara algo así? Por dos motivos:

En primer lugar, el cuidado de ancianos es algo peculiar en los EUA, ya que las residencias son obviamente privadas pero están sujetas a intervención pública. En realidad, esta "intervención" no es más que el derecho a solicitar la representación legal del interno para asegurarse de que cobran. Normalmente, si un anciano entra en una residencia, se compromete una cantidad de dinero o unos bienes para garantizar el cobro por parte de la residencia. Si no se hace así, la residencia puede pedir (como hizo en este caso) no sólo la liquidación de bienes del interno sino la completa tutela legal. Aberrante.

En segundo lugar, el doble rasero. Yo no creo que esto le hubiese pasado al Señor y Señora Smith. La residencia se empeñó en considerar que el anciano estaba solo, ya que no contemplaba la unión de dos personas como relación familiar. Y lo que es peor, dos personas del mismo sexo no pueden, según las leyes de California y su infame Proposición 8, protegerse mutuamente para que no les pase algo así.

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