martes, 5 de octubre de 2010

La discriminación absurda

Lo fácil es discriminar, lo difícil es aceptar las diferencias como algo natural. Cuando alguien no te cae bien por el motivo que sea, el reflejo es fijarte en algo que llame la atención y criticarlo.

Esto es lo que hace algún compañero mío de trabajo, que es de esas personas que está todo el día criticando. Todo le parece mal. Todo es una "puta mierda" y él, desde luego, lo haría todo mucho mejor si de él dependiera.

Hoy, este compañero ha hecho en voz alta un comentario sobre una interlocutora por email que ha utilizado la expresión "favor de". Esta interlocutora (que es por lo visto una tipa muy pesada y que da muchos problemas) es originaria de México, lugar donde esa expresión es no sólo correcta sino que su uso está muy extendido.

"Que aprenda castellano, que ya lleva mucho tiempo aquí", "Que se adapte de una vez"... son las expresiones que he tenido que oir, incluso cuando he intentado hacerle ver que esta muchacha hablaba un castellano quizá distinto del que está acostumbrado, y no por ello es menos correcto. Me he tenido que ir al Diccionario Panhispánico de Dudas (que no me resulta demasiado útil por la cantidad de acepciones exóticas y minoritarias que tiene) donde en su tercera acepción aparece:

3. favor de. En amplias zonas de América se emplea la expresión favor de seguida de infinitivo para hacer una petición cortés: «Favor de no tirar sobre el pianista» (Melo Notas [Méx. 1990]). Esta expresión no es sino una fórmula abreviada de oraciones exhortativas con el verbo hacer, como haga(n) el favor de.

En realidad lo que le molesta a mi compañero es otra cosa. Le molestan los problemas que tiene que resolver con esta chica. Le molesta el trato con la entidad a la que representa. Pero claro, en lugar de cagarse en la puta que parió a la Institución, prefiere personalizar en esta chica que además, tiene una característica que para él es un "blanco fácil".

Es lo que tiene ser tan pretencioso, que al final pisas mierda. ¿Con qué autoridad moral pretende mi compañero ir enseñando castellano por ahí cuando él mismo comete una cantidad de errores gramaticales tremenda? Porque claro, él critica el "favor de" pero los correos electrónicos les envía [sic] y ahora mismo no sé si, según él, a su novia la gusta [sic] salir de compras o no, pero creo que sí. Y no hablemos ya de la pronunciación... porque para este compañero es un crimen pronunciar el sonido zeta (interdental fricativo sordo) como el fonema ese, y sin embargo el pronuncia alegremente la elle (lateral palatal) como y (semiconsonántica aproximante palatal central) o aún peor, como fricativa (sh como en inglés).

Al final he perdido la paciencia y le he dicho que "cuando tú aprendas a hablar bien, entonces podrás criticar como hablan los demás. Hasta entonces, vuelve al cole".