viernes, 27 de junio de 2008

Viaje a Nueva York: Caminando por la Ciudad

Jueves 5 de Junio

Nochecita complicada para dormir. Hace un calor sofocante y encima la ventana de la habitación no se puede cerrar y tenemos la calle 14 conviviendo con nosotros (y mira que la habitación es pequeña, ¿eh?). La ducha es aún un misterio, ya que no se regula en presión. Tiene como un monomando que puede girar para un lado o para otro para que te dé agua helada o hirviendo. Por supuesto, no hay término medio... pero ya duchado y despejado a las 7:45 me dispongo a dar una vuelta por el barrio buscando dónde comprar, entre otras cosas, elemento de aseo. Es que me he dejado el neceser en casa, espabilado que es uno. Entro en un Duane & Reade y compro algunas cosillas, incluyendo un jabón que le hacía ilusión a mi madre. Es como el Jabón Lagarto de allí, pero a la mujer le recordaba a cuando ella fue de moza, y claro.

Trato de identificar sitios donde desayunar, y reduzco las posibilidades a 2: O bien un Deli o bien un sitio donde hacen Bagels a un precio asequible. Al final escogemos esto último. En el sitio de los bagels no atiende una china antipática que, como todos los comerciantes de NY, es una cerda estafadora y le hace todo el lío a Pablo vendiéndole un bagel de más y el desayuno por separado.

Y aquí en este punto es donde surgió una de las primeras discrepancias serias en el viaje. Pablo, que con toda su buena voluntad se había creado unos itinerarios por los barrios de NY, nos guió por el East Side y visitamos un montón de sitios... pero fueron demasiados. A mí me encanta callejear, ojo... pero tengo que remontar muchos más kilos que los demás y me fatigo antes. Pablo quería ver muchas cosas, y David y Carlos querían ir directamente a los sitios clave. Toni a su bola, como todo el viaje... y Adri y yo con ganas de ver cosas pero más limitados que Pablo.

Al final, como se verá en estos resúmenes, decidimos que en determinadas ocasiones podíamos dividirnos y que cada cual emplease el tiempo que quisiese en casa cosa. Esto nos vino muy bien y alivió bastantes tensiones, aunque a algunos nos hizo una cuenta de teléfono considerable teniendo en cuenta que había que llamarse con el teléfono en roaming (aún no he visto la mía, me da miedo...) Siguiendo Broadway y pasando por Union Square (en la foto) llegamos a Madison Square Park , que está al lado de Flatiron (pronúnciese "Flatairon", no como nosotros que somos unos catetos y decíamos "Flatirón". De hecho, ahora que lo oigo tal y como lo pronunciaba antes me suena a nombre de medicamento contra los gases: "Flatirón, y adiós gases"). El edificio en sí (el Flatiron, me refiero) es impresionante. El ángulo agudo del edificio será de unos 30º y llama mucho la atención.

En el parque nos tomamos un perrito caliente y descansamos una horita (ay, mis pies) antes de subir a... ¡El Empire State Building!

Las vistas del el ESB son realmente impresionantes. Me llamó mucho la atención la forma de Manhattan según mirábamos hacia el norte, ya que veíamos los rascacielos y las casoplas de la 5ª avenida... y en medio de todo eso, cortado con escuadra y cartabón, está Central Park. Un pulmón verde en medio de una de las ciudades más pobladas del mundo.

Aquí llegó la primera separación, ya que tras bajar el Empire State estábamos reventados de colas y de estar de pie, de modo que Adri, Pablo y yo volvimos a Union Square a hacer compritas. Adri y yo nos compramos sendas Nintendo DS (bueno, en realidad compramos tres, porque nos encargaron una) y Pablo se compró la PSP. El hecho de que la PSP tenga Wi-Fi (que desde entonces pruncio "guay-fai") nos salvó un poco en el albergue ya que pudimos consultar cosas en internet sin necesidad de pagar por el uso de los ordenadores ($2 por 20 minutos, qué estafa!).

A la hora de la cena, los tres nos dimos un paseo vespertinon por la 2ª avenida fichando locales donde tomarnos una copa después. Y de hecho, entramos en lo que luego he descubierto que es un club de moda: The Urge. Pero claro, era muy pronto y nosotros sólo entrábamos para pillar una "marirrevista" que nos indicase los locales de ambiente de NY.

Cenamos y nos fuimos a un bar a tomar una cerveza, por Alphabet City. Bastante decepcionante, pero el tema es que fuimos muy pronto y que era jueves. Vamos, digo yo, porque si no es que Ana Torroja tenía razón y "no hay marcha en Nueva York".

De vuelta al albergue hablamos con el inglés con el que compartimos habitación, que nos repite que a él no le importa cambiarse de cama, que simplemente se lo digamos y él se esfuma. Parece majo, pero la otra cama está ocupada por una tía tóxica y cerda que no ha querido cambiarse porque era su última noche. Me queda como consuelo que la muy puerca se dejó una bolsa llena de zapatos en la habitación. ¡Así los hayas echado de menos, simpática!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ains, de vez en cuando me apetecía hacer un resumen, pero es que hay tantas cosas que contar y estoy tan liado últimamente... :-s