martes, 8 de julio de 2008

Viaje a Nueva York: Chinatown, Little Italy y el Village

Viernes 6 de junio

Hoy nuestros compañeros de viaje quieren irse de compras. Adri y yo aprovechamos que no queremos comprar demasiada ropa (luego descrubriremos que esto es tan relativo como uno quiera) y nos quedamos durmiendo y esperando al "check-out" de la golfa borracha y del inglesito amable. El inglés, según nos comentó, había prolongado su estancia en el albergue pero en otra habitación, porque su cama estaba ocupada. Esto nos puso los pelos de punta, porque se suponía que estaba ocupada POR NOSOTROS. En fin, que a eso de las 11 estábamos abajo como clavos preguntando si podían hacer el traslado de Carlos y David a nuestra habitación. En el mostrador parece que no están muy por la labor y hay una cola de gente considerable. Nos dicen que volvamos a las 12.

Adri y yo nos encaminamos a un Dunkin' Donuts a desayunar, donde constatamos lo que será una de las máximas del viaje: "En los establecimientos de NY son todos unos cabritos que intentan invariablemente cobrarte de más". En este caso fue que queríamos una oferta (café + muffin con tortilla) pero el que nos atendió, viéndonos extranjeros, nos debió preguntar que si queríamos un café y un bagel. No nos dimos cuenta, de modo que nos cobró el café y el bagel aparte. Un show.

Tras la aventura del desayuno, vamos al albergue donde, no sin esfuerzo, reubican a Carlos y a David en nuestra habitación. Recogemos sus cosas de la habitación anterior y las ponemos en la nuestra, aunque el inglés sigue sobando como un bendito. Le doy un toque y le aviso de que si no hace checkout a la hora le pueden multar. En realidad yo lo que quería es que se fuera a la cama que tuviese asignada y nos dejase la cama libre para uno de éstos, pero nada, el tío se empeñaba en quedarse a hacer zetas.

A todo esto, llega la tropa con las compras del Century21 y demás. Y claro, no les apetece nada dejar todo lo que han comprado en la habitación con el "bicho" ahí, de modo que aprovecho que la de la limpieza (colombiana, majísima) ha intentando entrar a limpiar varias veces para sacar un poco "a escobazos" al hijo de la Gran Bretaña diciéndole que tenían que limpiar.

Nos vamos hacia Little Italy haciendo pocas paradas intermedias. Nos damos cuenta de que las distancias son más grandes de lo que parece en el mapa de metro. Llegamos a Lombardi's, otra de las legendarias pizzerías de la ciudad. Allí nos cobran bastante más que en Garibaldi's, pero tenemos fotos de haber estado en la primera pizzería del Nuevo Mundo (o por lo menos, de NYC).
Tras comer (y muy bien, por cierto) nos damos un garbeo por Little Italy y Chinatown. Se conoce que Chinatown le está "comiendo el terreno" a Little Italy, aunque ésta última está expandiéndose hacia el norte (NoLiTa). El caso es que miramos tiendas a cual más cara. No sé exactamente qué buscábamos, pero siguiendo la regla de "ofrecer la mitad de lo que pidan" no llegamos a casi ninguna parte. De hecho, una china casi nos echa a patadas de la tienda a Adri y a mí, gritando "Impossible, impossible" cuando le ofrecimos 20 dólares por un pijama que, según ella, costaba 45. También compramos camisetas de "I Love NY" para alicatar tres cuartos de baño. Típico, sí, pero muy socorrido. Sobre todo porque donde las compramos costaban 10 dólares por 7 camisetas, creo. Una bicoca...

Volviendo al albergue nos ofrecieron "subir a un piso" de Chinatown para vendernos algo. Por lo visto es una práctica de lo más normal, y siendo cinco o seis como éramos el peligro era mínimo, pero no lo hicimos. Tampoco recuerdo qué nos vendían, aunque a mí me hubises hecho ilusión comprar un "Trolex" :D También vimos el Blood Corner, la esquina donde se mataban a tiros las bandas rivales. Un poco Gangs of New York, pero con salsa agridulce.

Descansamos sin inglés "okupa" y salimos a cenar y a tomar algo. Y aquí tengo que romper una lanza en favor de la honestidad de NY. Hay bares en los que te dan garrafón, pero te lo indican. Tienen los santos cojonazos de decirte que la bebida "chunga" cuesta, por ejemplo, tres dólares; y que la de marca cuesta seis. Hicimos el siguiente recorrido:

- Stonewall Inn: El mítico local de los disturbios de 1969 que dieron lugar al Orgullo Gay en todo el mundo. De hecho hay lugares donde esta fecha es conocida como CSD (Christopher Street Day). Ahora es un bar de copas y cocktails con dos zonas separadas: una principal con una barra (y un stripper) y otra trasera que es una sala acondicionada para hacer fiestas temáticas de esas que tanto les gustan a los norteamericanos. Lamentablemente, tocaba la "Fiesta de Bolleras", así que no visitamos demasiado esa parte del bar. Y con respecto al stripper, pues fue gracioso, porque dejaba muy poco a la imaginación. Debe de ser costumbre local lo de tener strippers y ponerle billetes en el tanga a cambio de sobarle un poco.

- Pieces: Local muy divertido. Las copas son de garrafa, pero mola porque tienen una "actividad" para cada noche. Los lunes karaoke, los martes una peli, los miércoles el drag-bingo... y así sucesivamente. Los viernes no hay fiesta temática, pero tampoco nos hizo falta. David intimó con un puertoriqueño que le informó convenientemente que el domingo era el Día de Puerto Rico (de ahí la cantidad de banderas que habíamos visto).

- Splash: Se supone que es el local de moda, aunque a nosotros nos decepcionó un poco. Entras (previo pago de la entrada, que no recuerdo pero era algo como 20 dólares) y es un poco como Babylon de Queer As Folk. Dos plantas, chulazos en la de arriba y más relajado en la de abajo. Al final en la de arriba se quedaron las cuatro musculocas borrachas y/o drogadas y abajo la gente más normalita.

Tras esto, nos fuimos al albergue en taxi (que había mucho sueño y al día siguiente había que ver cosas) a eso de las 4:30. Bueno, David y Toni se quedaron en un bar por el camino. Y es que los hay auténticos profesionales...

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