miércoles, 7 de mayo de 2008

La Comunidad de Madrid.

Por lo visto, la Comunidad de Madrid tiene un himno y todo. Es realmente curioso.

La Comunidad de Madrid fue la última en constituírse como tal (quitando Ceuta y Melilla, que se constituyeron en sendas Comunidades Autónomas hace relativamente poco).

Somos una Comunidad ficticia. Algo necesario para la organización del Estado, pero poco práctico a la postre. Eso sí, conste que Madrid me encanta.

Yo creo que puestos a constituirnos en Comunidad Autónoma, tendríamos que haber sido una Ciudad Autónoma, Madrid D.F, y luego la provincia de Madrid, que pertenecería o bien a una Comunidad de Madrid, o bien a Castilla-La Mancha.

Creo que el Estatuto de Autonomía de Madrid es claramente insuficiente para gobernar la comunidad donde reside la capital. La organización territorial y la distribución de poderes en las tres administraciones (Estatal, Comunitaria y Municipal) no permiten que Madrid sea gobernada con eficiencia, ya que tiene su techo en la administración regional. Lo suyo sería un Alcalde-Presidente que pudiera legislar en Madrid de una manera autónoma sin la mediación del resto de la Comunidad. Es más, si esa administración de alcalde-presidente recayese sobre el gobierno estatal, mejor que mejor.

Madrid se merece un régimen de autogobierno distinto y distintivo. Tenemos una realidad que no puede ni aproximarse a la de otras ciudades, por muy grandes que sean. Ni siquiera Barcelona tiene unas necesidades parecidas. El área metropolitana de Barcelona es una conurbación bestial con varios municipios, y al tener dentro únicamente la Generalitat como administración regional, sus necesidades vienen más orientadas a la política autonómica.

Pero Madrid es la capital. En Madrid se concentran las administraciones estatales, los organismos oficiales y todo el aparato que hace que el Estado funcione. Ya que la idea es no descentralizar (que era otra alternativa, por cierto), lo que debería hacerse es crear un régimen excepcional para una situación excepcional.

Himno de la Comunidad de Madrid según la Ley 2/1982, de 23 de Diciembre.

Yo estaba en el medio:
giraban las otras en corro,
y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
ya se hacen Estado los pueblos,
Y aquí de vacío girando
sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una:
no voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo,
autónomo, entero!
Mire el sujeto
las vueltas que da el mundo
para estarse quieto.
Yo tengo mi cuerpo:
un triángulo roto en el mapa
por ley o decreto
entre Ávila y Guadalajara,
Segovia y Toledo:
provincia de toda provincia,
flor del desierto.
Somosierra me guarda del Norte y
Guadarrama con Gredos;
Jarama y Henares al Tajo
se llevan el resto.
Y a costa de esto,
yo soy el Ente Autónomo último,
el puro y sincero.
¡Viva mi dueño,
que, sólo por ser algo,
soy madrileño!

Y en medio del medio,
Capital de la esencia y potencia,
garajes, museos,
estadios, semáforos, bancos,
y vivan los muertos:
¡Madrid, Metrópoli, ideal
del Dios del Progreso!
Lo que pasa por ahí, todo pasa
en mí, y por eso
funcionarios en mí y proletarios
y números, almas y masas
caen por su peso;
y yo soy todos y nadie,
político ensueño.
Y ése es mi anhelo,
que por algo se dice:
«De Madrid, al cielo».

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